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Aunque estudió arqueología, su verdadera vocación ha sido siempre entretener a la juventud; por ello, actualmente trabaja en la administración universitaria. Nació en plena Axarquía malagueña, aunque de pequeño se trasladó primero a Barcelona y posteriormente a Málaga, donde recibió sus primeras clases de guitarra. De pequeño escuchaba las emisoras magrebíes en la radio de su padre, los boleros en el tocadiscos de su tío y las coplas de su madre mientras ésta trabajaba. Por sus primos y hermanos mayores conoció los cantautores y gracias a la calle, el Rock. Poeta de tres al cuarto, publicó algunos poemas en los primeros ochenta en la revista Tediria, del Instituto Sierra Bermeja donde además se inició en la composición con algunos grupos de muchas ideas y pocos medios.

También en esa época anduvo por algunos escenarios teatrales con el grupo Zarabanda, dirigido por Angel Baena, llegando a actuar en el corral de Comedias de Almagro. Su relación con la creación da un giro cuando la tuna se cruza en su camino y se dedica a torturar los oídos de los turistas de la Costa del Sol durante varios años, durante los cuales conoce el repertorio latinoamericano y algo de zarzuela. Su famosa frase “Yo soy yo y lo que escucho” es apreciable en sus composiciones y sus influencias musicales abarcan desde la música mediterránea hasta el Hard Rock, pasando por los cantautores (sobre todo Krahe, al cual ha dedicado una canción homenaje: Un chico calvo que canta) y, según se hace mayor, la música antigua. Ha escrito en revistas musicales especializadas como Batonga o Ritmos del Mundo y colaborado en programas de Radio 3 como Mundo Babel o La Bañera de Ulises. Volvió a la música y a la escena al contactar con Leslie Sánchez en unas clases de canto. Su común profesora sufre pesadillas al sentirse culpable de esta extraña unión.

Nace en Colchagua, un pueblito perdido de Chile. Su primera mascota fue un cerdito llamado Remolino sobre el que cabalgaba por la casa de campo de su madre. Sus primeros terrores fueron las arañas de los maizales aunque luego, superado el pánico, empezó con su primito Chamaco a diseccionarlas. Más tarde, lo llevaron a Rancagua y desde ahí se lo volvieron a llevar pero a Buenos Aires, donde estudió lo que pudo y fraguó un temperamento extraño de buscador de las verdades de la belleza.  Fue al grano directamente descubriendo rápidamente su vocación de escultor y tuvo la suerte de encontrar al que fue su maestro: Antonio Pujía, quien lo adentró también en el mundo de la escenografía y el atrezzo.

Al terminar sus estudios marcha para Málaga y luego hace un recorrido por Europa donde conoce todo el ambiente artístico para posteriormente establecerse en Madrid donde trabaja arduamente en su profesión haciendo exposiciones individuales y todas esas cosas que se suelen hacer. Pero harto de toda esta historia, se queda sin un duro y se vuelve a Málaga donde conoce a la que será su musa que lo convence para continuar en el mundo del Arte,  trabajando a trancas y barrancas. Llegado a este punto, ya con hartura doble, tiene la suerte de conocer a Eduardo Retamero, un individuo polifacético, indivisible y un poco inmutable, él cual le influencia llevándolo al mundo de la canción, cosa que ni él mismo puede comprender.

BIOGRAFÍAS

En la vida civil emplea varias identidades, la más conocida de las cuales es la de Profesor de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Málaga. En el contexto de Boleros Imperfectos es, sencillamente, El Tigre: un alma flamenca y excesiva que busca la redención de un pasado oscuro mediante la práctica de las artes marciales, lameditación y todo el repertorio salvífico de la Nueva Era. Y,claro, también con la percusión. El Tigre sufre una especiede síndrome de Diógenes percusivo que le lleva a iracumulando objetos susceptibles de generar sonido al sergolpeados: da igual si es un tambor, una olla, cucharillas dehelado, estropajos o escobillas de wáter… Todo estogenera una gran tensión en el grupo, que llegó al clímax en el famoso concierto en el que se empeñó en tocar una jaula para tiburones, debido a la búsqueda de la frecuencia alfa del elemento, imposible de obtener con los cuencos tibetanos.

Estudió piano y acordeón en el conservatorio de su isla natal, Gran Canaria, mientras trabajaba  en compañías teatrales o dirigía un coro. Tras muchas intervenciones perfectas con varias agrupaciones, prefirió tocar imperfectamente con teclas y serrucho (o lo que se tercie si suena bien).

De vez en cuando se pone algo seria y toca  el teclado en diferentes agrupaciones, sobre todo en  MARSO, dúo musico-teatral, participando en sus producciones sobre el tango y otros estilos musicales. También trabaja para la Junta de Andalucía como profesora de Lenguaje Musical en conservatorios, si la llaman de interina. Es la única intérprete femenina en Boleros Imperfectos, la más bajita y la de pelo más largo, pero se lo pasa tan bien que aún no se ha dado cuenta.

Matemático de profesión, es catedrático de Geometría y Topología de la Universidad de Málaga, y hace de la investigación en este campo su trabajo, vocación y divertimento. Sin embargo, tiene otra gran debilidad: la música. Estudió guitarra y solfeo en el conservatorio superior cuando era un chaval y fue recientemente cuando descubrió su pasión por el bajo.  Bajista de gran talla (1,90 sin tacones), además de miembro de Boleros Imperfectos, donde disfruta como porcino en charca, es bajista de La Garvin’s Band, grupo que versiona al maestro Javier Krahe, de la banda  de pop-rock En3minutos, y ha colaborado como bajista en Toronto (Canadá) con los Fridge Stickers, un grupo canadiense que rememora temas clásicos de Beatles, Chuck Berry o Rolling Stones. Es de los que cree que la frase original de Arquímedes fue: “Dadme un bajo y moveré el mundo”

EDUARDO RETAMERO
voz y guitarra
MAICA SOSA
acordeón, piano y serrucho
SEBASTIÁN ESCÁMEZ
percusión múltiple
LESLIE SÁNCHEZ
voz y congas
ANICETO MURILLO
bajo
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